Yo por mi parte, me adapté al acento argentino, si no… no me entienden. Suele pasar que, cuando le pido una ensalada de frutas GRANDE al mismo señor, a la misma hora y en el mismo lugar, toda las mañanas me pregunta; ¿GRANDE O CHICA? Como si uno hablara alemán, italiano, o papiamento. Al principio me molestaba, ahora lo “puteo”.
Cuando tomaba me metía una pea, pero no se por qué razón para los argentinos, los efectos del alcohol son masculinos; estas RE EN PEDO. Por otra parte también cambian de género al sentimiento mañanero después de una noche de copas, EL ratón pasa a ser LA reseca, es decir, para ellos lo bueno es hombre y lo que viene después, el remordimiento, es femenino.
En conclusión, en Buenos Aires, habla como los porteños, si no, tienes que repetir las cosas 100 veces.
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