En nuestro país tropical, el sol, es parte de la vida común. Siempre está, nunca lo apreciamos, ni nos fijamos si está o no. No existe prender el televisor y fijarnos cuantos grados están haciendo, ni pensar en que ponernos dependiendo de lo que diga el tipo del tiempo, tampoco tener una aplicación la compu con el estado del tiempo extendido hasta dentro de 5 días.
En Argentina, existe una muy muy seria obsesión con el Sol. Al principio yo no la entendía, pero después de vivir acá en invierno, creo que comienzo a comprenderla. Las camas solares están llenas todo el año, parece que regalaran onoto para que te lo pongas en el cuerpo; todo el mundo sale de ahí con un color anaranjado amarillento parecido al de las hallacas.
Cuando entras al lugar de las camas solares (que hay uno en cada esquina) te sorprendes la cantidad de hombres que ves esperando por su camita llena de rayos ultravioletas dañinos para la piel. Van en grupitos, como si el plan de hoy es “ir todos juntos a la cama solar por que mañana tenemos un “preboliche” con “minas”. Y salen todos “colorados” sonrientes, esperando a que se valla el rojo y llegue el tan preciado anaranjado a lo Donald Trump.
Las mujeres por su parte, también van a la cama solar regularmente. Me imagino que una o dos veces por semana, pero ellas no te lo admiten, pero tu, que no conoces sus secretos todavía, sabes que es imposible estar de ese color con ese frío infernal, que digo, invernal. Así que cuando llegas a las camas y ves la cantidad de gente que va, y la cola que tienes que hacer, te das cuenta, que obviamente ese es su secreto, y aunque todas se hacen las boludas, y te dicen que se fueron a la playa en vacaciones, es imposible que mantengan ese color sin ningún retoque.
Pero bueno, eso es en invierno, en verano ocurre algo diferente, las muejeres, los hombres, los niños, los perros, los abuelos, las abuelas, y todo tipo de ser humano que habite este país tiene una seria y severa obsesión con el Sol, y si viven acá, les quiero decir, que se pega. Todos quieren ser del color de la Negra Matea, todos se mueren por estar NEGRO, no doradito, ni quemadito, NEGRO. Se postran de 5 a 6 horas en el Sol que te chupa la vida con el peor calor de todos, y sientes que tener un traje de baño es demasiada ropa.
A ellos no les afecta, lo disfrutan, y se voltean cada 3 horas, toman sol donde puedan; en la playa, en los parques infantiles, en donde sea, sin ningún tipo de pudor ni vergüenza se quitan la ropa y se ponen ahí a tomar Sol de lo mas “frescolita”, y tu que no estás acostumbrado pasas por las plazas y ves ese gentío en traje de baño. Pero bueno.
Ahora que el tiempo de volver a Venezuela está cerca, creo que empiezo a entender la obsesión. No he parado de tomar Sol, y uno como que si se ve mas bonito y todo, pero cuando se te esta yendo el color, te obsesionas más ¡Es horrible! Piensas en ir a estas benditas camas solares, ya que ahora no tienen cola, porque todo el mundo esta en las plazas, y tu claramente no te vas a postrar en una plaza en traje de baño, ¿o si?
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